ANFITRION
por Fernando Puente
Fuimos a ver ANFITRION. Después de la función nos fuimos a tomar algo y conversar un poco sobre su trabajo, sobre sus expectativas. Cuando lean la nota sacarán sus conclusiones, pero esta es la imagen que me dejaron: Chicos que estudian, chicos que investigan, chicos que trabajan, experimentan y disfrutan lo que hacen. Que enseñan, esto es: no se guardan lo que saben, por el contrario, lo exponen para potenciarlo. Chicos que necesitan pocas preguntas para dar muchas respuestas, porque tienen mucho para decir. Me dejaron una imagen de futuro.
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Ahora ya está funcionando el grabador. Muchas veces las preguntas distraen, hacen que ustedes digan lo que el otro quiere. Así que empiecen por donde quieran y no se queden con nada.
Nicolás: Junto con Diego Manara, éramos compañeros en una cátedra de actuación en el Conservatorio Nacional, IUNA, y Anfitrión nace de hacer una escena para una materia de actuación. Nos había gustado mucho la experiencia de hacer comedia latina, y nos quedó la idea de hacerla en algún momento entera. Pero bueno, había un par de dificultades, como eran, la cantidad de personajes que tenía, y un texto que en realidad no... no es entero, no tiene un final claro.
Diego: Porque incluso el texto está incompleto, no se conserva la totalidad. Entonces hay escenas, fragmentos que están perdidos. Incluso el final... también está fragmentado, no está entero. Entonces había que hacer una revisión general que tenía que ver con la diferencia de la época, con reconstruir esos fragmentos que estaban ausentes. En el texto hay un quinto personaje que es Júpiter, nosotros resolvimos eliminarlo, porque no considerábamos que las escenas que tenía sumaran demasiado a la acción dentro de la propuesta que nosotros teníamos. Y entonces, el rol de los dioses, de Júpiter y Mercurio que aparecen en el original, acá están sintetizados en el personaje de Mercurio. Era reforzar de esta manera el rol de Mercurio en un solo personaje, que sea él quien se burle de los otros, de los mortales.
Nicolás: Una vez definido que íbamos a trabajar con cuatro actores, tres de ellos iban a tener un personaje fijo, el que iba a mutar era Mercurio, quien se pone la piel también de otros personajes para burlar, bueno... empezamos a ver gente. Nosotros tratamos de trabajar con gente con la que tengamos un mismo código, buscamos eso, una forma de trabajo en común. Por eso es que no hicimos casting, ni audiciones, ni nada de esas cosas, sino que simplemente salimos a ver muestras de talleres, de cátedras de actuación. Y de ahí surgió Ariel Bucarón, y en principio teníamos otra actriz que era Josefina Recio, que después por problemas personales tuvo que apartarse del proyecto y comienza a trabajar Cintia Tartaglia. Fue un proceso de año y medio más o menos, entre armar el texto definitivo y hacer el trabajo de ensayo, más un trabajo de nivelación de criterio, de cómo se iba a armar la puesta. Hasta el 7 de mayo que fue el día del estreno. En el teatro La Usina. Básicamente nuestra puesta de Anfitrión apunta al cuerpo del actor como principal herramienta para contar la historia. Estamos en un espacio despojado de elementos escenográficos, tenemos estos dos practicables que funcionan de lo que el actor haga que funcione, son un signo que puede mutar también. No termina nunca de estar muy claro bien qué es, puede cambiar tantas veces como la imaginación del público lo decida. Usamos vestuarios muy simples, vestuarios que también hicimos nosotros, basándonos en dibujos de la época, viendo y cotejando también los griegos, hasta llegar a un modelo más o menos a seguir. Que sean muy simples a nosotros nos beneficia desde la comodidad para trabajar físicamente.
L. O.: ¿Es la primer obra que hacen juntos?
Nicolás: Como compañía sí es la primera que hacemos juntos. Diego y yo habíamos tenido una experiencia anterior en otra compañía. Nosotros hacíamos funciones paralelamente mientras hacíamos esta obra. Y ya hace como dos años y medio que estamos trabajando juntos. Y con proyectos de seguir trabajando. Pero bueno, ahora estamos con temporada con Anfitrión, y con ciertos compromisos por cumplir. Tenemos en julio un viaje a Río Cuarto, Córdoba. Y a Merlo, San Luis, vamos al encuentro teatral Noches Merlinas. La temporada de Anfitrión por ahora terminaría el último sábado de junio. También tenemos otro compromiso para el 22 de julio, por eso se hace también difícil extender más.
L. O.: ¿Ya habían salido con Anfitrión?
Nicolás: Sí, en febrero estuvimos en el primer encuentro de la Red Iberoamericana de Teatro, que se hizo en Chile, estuvimos allá con grupos de Perú, otros grupos de Argentina, grupos de Chile, Uruguay... fue una experiencia interesante, era la primera vez que sacábamos a Anfitrión a otro lado, encima era otro país. Y como manejamos otro lenguaje, un español más antiguo, era un poco ver cómo funcionaba eso en Chile, que también tienen otros modismos...
L. O.: Otro humor...
Nicolás: Exactamente, hasta ahora la habíamos hecho solamente acá en Buenos Aires. Sin embargo, la gente bastante bien, entendió bien la obra, se rieron muchísimo, y nosotros nos divertimos bastante en esa función, porque teníamos posibilidades de jugarla en un espacio que no conocíamos, y que nosotros estábamos seguros que la podíamos hacer igualmente. Sentimos que con esta obra podemos agarrarla y llevarla a cualquier lado. No necesitamos espacios físicos muy determinados, simplemente un rectángulo donde nos podamos mover y ya la adaptamos. La Usina, por ejemplo, era más grande, era mucho más largo que profundo. entonces la adaptamos para trabajar "a lo largo" del teatro. Acá tenemos más profundidad, incluso adelantamos las gradas para quitarle algo.Y ahora con ganas de ir a Merlo y a Río Cuarto, que ya esto lo tenemos comprometido desde octubre del año pasado. Y como que lo venimos esperando, porque también nos hablan todo el tiempo desde allá, y se va generando una expectativa. queremos ver que pasa en el interior de nuestro país. Y también con proyectos para otros espectáculos, que todavía está todo como analizándose. Y suponemos que en breve comenzaremos a ensayar nuevas cosas para montar en Buenos Aires y en otros lugares.
L. O.: Cuando empiezan a hacer esto, una de las ideas es conseguir la risa de la gente...
Ariel: Sí, trabajamos específicamente y desde el génesis de la obra, partiendo desde el cuerpo, desde las acciones físicas... justamente el primer trabajo que hicimos fue tratar de buscar alguna pintura que represente el personaje que estábamos haciendo. Y a partir de la postura que nos planteaba la pintura, empezar a accionar. Ver de qué manera este personaje de esta pintura, y que era llevado a este personaje que teníamos que realizar... de qué manera este personaje podía caminar, realizar movimientos, podía hablar, que sonidos podía emitir, como podía reaccionar... a partir de eso, con cada escena comenzamos a hacer una gran partitura. Intentamos tratar la escena como si fuera una pieza de música. Y empezar a trabajarla muchísimo desde la precisión. Partiendo con improvisaciones fuimos fijando cada vez más las escenas, y fuimos buscando esos gags, o esas situaciones que en principio nos generaban risa a nosotros, no? Todo lo fuimos haciendo entre todos. Viendo la escena de cada uno, qué cosas nos gustaban, cuáles no, qué cosas nos divertían, y esas cosas las incorporábamos, y las cosas que nos parecían que no tenían efecto, las dejábamos afuera.
L. O.: Cuando piensan en eso: “primero que me hagan reír a mí”, para creer que al otro le van a causar el mismo efecto, habrán conversado en algún momento acerca de lo que hacer reír a la gente, no? O sobre lo que hace reír a la gente en Buenos Aires. Porque si bien no estuvieron todavía en el interior, pero sí en Chile, y no es lo mismo. No es igual la característica de cada provincia de Argentina, y no es lo mismo cada momento social tampoco.
Diego: No, no pensamos tanto la gente de que se ríe, porque no hay algo único, una única cosa sobre la cual la gente se ría.
Ariel: (tomando la palabra, porque se tenía que ir) Quería decir que una de las dificultades y uno de los desafíos que tuvimos nosotros fue justamente trabajando este texto de Plauto, tan distante respecto al tiempo, de qué manera podíamos actualizarlo y de qué manera podíamos generar la risa sin hacer demasiados retoques al texto en sí. Porque si bien cortamos o modificamos cosas, los parlamentos que tienen todos los personajes, son parlamentos que están en el texto original. No pusimos cosas de nuestra autoría, simplemente fuimos haciendo recortes y de esa manera, fue quedando el texto definitivo. Me parece que más que plantearnos que hacía reír a la gente, empezamos viendo que nos hacían reír a nosotros.
L. O.: Pero Plauto en algún momento habrá pensado que la gente leyendo este texto, una sonrisa iba a asomar, no?
Diego: Claro. Y nuestra hipótesis a demostrar, que no sé todavía si está demostrada, era que hay cosas que, a pesar del paso del tiempo siguen causando gracia. Que son básicas. Es cierto, nosotros pensábamos qué cosas nos hacían reír a nosotros, y hay cosas que son universales te diría, más allá del paso del tiempo. Hay cosas que perduran a pesar del paso del tiempo, cosas que tienen que ver con... situaciones que se repiten en Plauto, en toda la historia de la comedia... Una fuente de inspiración para construir las situaciones también fueron los dibujitos animados, que a su vez están basados en el cine mudo de Buster Keaton, Chaplin, que es un humor muy sencillo. No tiene que ver con la construcción elaborada de un chiste, sino con situaciones básicas, entra uno y se cae, el juego de confusiones... de por sí, el hecho que dentro de la obra haya personajes que están siendo engañados por otros, pone al público -que es el que “lo ve todo”- en un lugar de superioridad, y es eso lo que termina causando gracia. El sentir el público que es superior a esos personajes... entonces, el poder gozar que esos “sufrimientos” le pasan a otro y no a él. Como te decía, es una hipótesis ha demostrar. Incluso nos pasa que función a función encontramos diferentes públicos. Cuando veníamos ensayando, habíamos elaborado, construido diferentes situaciones humorísticas, entonces bueno, la prueba de fuego era el trabajo durante las funciones, y pasó que algunas que nosotros teníamos como “posta”, “esta tiene que funcionar...”, había funciones en que no se lograba el efecto humorístico, y por el contrario, otras que habíamos desdeñado, dejado de lado, pasaba por ahí. Había público que se reía con los juegos de palabras que aparecen, otro con las miradas, no? Es decir, ya no sólo varía por el lugar, por la cultura o por el paso del tiempo, sino ya de grupo de público a otro, de función a función. También nos preguntamos si esto tiene que ver con el público o tiene que ver con nosotros. Pero como te decía antes, la obra plantea cinco personajes y nosotros decidimos dejar afuera el de Júpiter y concentrarlo en Mercurio. A la vez agregamos nosotros un quinto personaje, que es el público, el público funciona dentro de Anfitrión como un personaje más. Interactúa. La idea es que no nos modifique la estructura, pero hay cierta permeabilidad que permite que se vaya modificando durante el transcurso. No es que hagamos teatro agresivo con respecto al público, ni es teatro participativo, pero tiene un rol importante por esto que te decía: es el que lo ve todo, el que sabe todo.
L. O.: ¿Piensan seguir con el humor dentro del trabajo planteado por la compañía o la búsqueda pasa por el trabajo del cuerpo, que por supuesto se puede hacer sin humor?
Nicolás: Creo que nos sienta bien el humor, la comedia. Igualmente tampoco nos queremos limitar a permanentemente estar recurriendo al mismo género o estética... no sé, hay miles de factores que seguramente vamos a ir cambiando, vamos a ir y venir... por una cuestión también que nuestro trabajo como actores se basa en la investigación. Y con la investigación justamente se abre un abanico de posibilidades que es por donde queremos pasar. De hacer una comedia latina como ésta, tratar de hacer en algún momento, no sé, un realismo, veremos.
Diego: De todas maneras, digo, aunque hagamos otro género creo que hay cierto humor que puede estar presente más allá de eso. Ciertos guiños, ciertas cosas que pueden seguir existiendo más allá del género de comedia específicamente.
Nicolás: Igualmente hay una idea de volver a hacer en algún momento una comedia clásica, quizás romana, del mismo actor inclusive (Plauto) pero bueno, suponemos que entre Anfitrión y el próximo espectáculo de comedia latina haya algo que genere una ruptura en nosotros, no? a nivel estético. Como somos una compañía de actores en realidad, si bien Diego y yo somos directores generales, nuestro trabajo no es el de dirigir dentro de las puestas, sino de coordinar actores. Los guiamos a los actores a que ellos solos creen la puesta. sobre mucho debate, trabajo, no? Trabajo físico de ensayo. Lo que hacemos nosotros es guiar, coordinar. La puesta se arma sola, Anfitrión se armó sola.
L. O.: Cuando vos decís: “hacemos un trabajo de investigación”, ¿Hay objetivos planteados?, ¿hay "a esto queremos llegar", "queremos sacar una conclusión" o, como decís, se abre el abanico y vemos que vamos descubriendo en el camino?
Nicolás: Yo no sé si tan claro el objetivo como grupo, por ahí individualmente. Cada uno tiene objetivo como actor y vamos detrás de ese objetivo. Y cuando se llega a ese objetivo, se pone uno más adelante como para no dejar de investigar nunca. El trabajo es aburrido sino, si uno no está investigando...
L. O.: ¿Y a cuál objetivo sí llegaron, como ejemplo?
Nicolás: Para mí como ejemplo, personalmente como actor, Anfitrión es un desafío en el sentido en que tenía un texto muy difícil, un lenguaje difícil, un juego de palabras, unos parlamentos muy largos, y es una obra que no tiene ni una sola marcación física. Vos tenés el texto únicamente, los parlamentos de los personajes. Entonces es un desafío crear todo el dibujo físico de esa obra. Mi desafío pasó por ese lado. Igualmente como grupo, teníamos también ese objetivo. Por ahí nunca nos sentamos a ver cuál era el objetivo puntual. Creo que nuestro objetivo como grupo pasa en este momento por la continuidad. Seguir trabajando, seguir poniéndonos pequeños objetivos a cumplir, y ver cuáles son las necesidades que tenemos cada uno como actores.
Muchas gracias a todos.
Fernando Puente
LA OPINIÓN DE LA GENTE
Mayo 2005
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Agradecemos a Nicolás, Diego, Ariel, Cintia y Anabella por compartir con nosotros su trabajo y sus opiniones, y le agradecemos que haya considerado a LA OPINION DE LA GENTE un espacio adecuado para difundirlas.
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